Y llegaron las vacaciones para muchos, al fin. Para algunos supone una alegría que esperas con ilusión y para otros representa el miedo. ¿Y ahora qué?

Cuando la relación de pareja no funciona o hay una crisis, las responsabilidades y rutinas del día a día pueden encubrirla. Pero en esas semanas de vacaciones y mucho tiempo libre, todo aquello que estaba dormido, despierta.

Son frecuentes las discusiones, roces, tensiones, que se agravan con la irritabilidad que muchas veces nos produce el propio calor de estos días.

Por eso os proponemos una guía básica de supervivencia, como ya hicimos con la navideña, en esta ocasión para parejas.

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  1. Sed imaginativos. No se trata de cambiar unas rutinas por otras pero el propio aburrimiento puede desembocar en discusión. «Hoy escojo yo un plan, mañana tú», puede ser una buena opción. Hay mil cosas por hacer dentro y fuera de casa si te esfuerzas en ser creativo.
  2. Respetad el espacio personal del otro. Muchas parejas caen en el error de hacer todo juntos estos días porque ya pasan suficiente tiempo separados el resto del año. Pero lo cierto es que cuando estamos acostumbrados a un ritmo, pasar de 0 a 100 puede provocar que una de las partes se sienta insatisfecha.
  3. Aprovechad el tiempo para comunicaros. Es complicado tratar algunos temas cuando el ritmo frenético del día te impide tomarte unos momentos para charlar con tu pareja sobre las cosas que os importan. En estos días podéis encontrar esos momentos. Comunicarse no implica reprochar, acusar, atacar. Si queréis compartir vuestro malestar con el otro podéis hacerlo siguiendo las pautas básicas que os dábamos en el artículo sobre comunicación.
  4. Surgirán conflictos, roces…No hay que tenerles miedo o taparlos. Eso sí, hay que abordarlos con paciencia, respeto, afecto.
  5. Probad algo nuevo: ir a una playa/montaña a la que no hayáis ido juntos antes, ir a un restaurante nuevo, probar un plato distinto, escuchar un tipo de música diferente a la que solemos escuchar…en definitiva hacer cosas que nos saquen, aunque sea brevemente, de nuestra zona de confort.
  6. Practicad mindfulness. Estamos tan entrenados en ser multitarea…podemos estar haciendo algo y estar pensando en nuestro pasado, o en lo que tenemos que hacer mañana. Estamos con nuestra mente en cualquier lugar excepto en el ahora. Las vacaciones son, para mí, el momento ideal para empezar a practicar el centrar nuestra atención, plena y consciente, a lo que hacemos en ese instante. Si queréis saber más os recomendamos la página web Mindfulness en palabras.
  7. No invirtáis en estas vacaciones grandes presupuestos económicos. La vida ocurre cada día, a cada segundo. No son dos semanas sino 52 en un año. Si dedicas todo tu presupuesto para extras en estos días vivirás en una burbuja de placer artificial y la vuelta a la realidad será dura. ¿De qué te sirve invertir en un crucero de lujo que apenas te puedes permitir si el resto del año te privas de hacer cosas que te apetecen porque no se puede llegar a todo? Los pequeños respiros durante el año, cuando más cansado o estresado estés, te reconfortarán más que condensar todo en dos semanas.
  8. No tengáis grandes expectativas. Si planificas tus vacaciones pensando en que serán ese chute de felicidad que os hace falta después de un año duro lo más probable es que os defraudéis. Las vacaciones no son más que un tiempo en el que no se trabaja en “la oficina” pero el resto de cosas siguen ahí y las personas somos las mismas. Serás todo lo feliz que tú trates de ser, pero no te llegará caído del cielo.
  9. Cuidad los detalles, sorprended al otro. Este consejo es aplicable a todo el año pero especialmente ahora que disponemos de más tiempo y no hay excusas. Tener un detalle con tu pareja puede tener coste 0. Unas palabras bonitas en un pósit, un mensaje romántico aunque esté a tu lado en el sofá, una cena en casa a la luz de las velas, un picnic en la playa al anochecer…
  10. Miraos mucho a los ojos. Eso que perdemos el resto de días del año, la mirada del otro. Cuando llegamos a casa cansados después de un día duro lo único que nos apetece es desconectar y tan bien lo hacemos que desconectamos hasta del otro. Miramos pantallas: de tv, de móvil, de ordenador. Mirar a los ojos del otro te ayuda a reconectar con él y contigo mismo.

Y recordad las sabias palabras de John Lennon, la vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes. ¡¡Feliz verano!!