A menudo ponemos el foco en lo difícil que es encontrar o mantener una relación que sea sana, bonita y profunda. Y en ese discurso o queja es fácil olvidar qué es lo que realmente necesitamos o queremos y qué tenemos que ofrecer. Así que en este artículo te invito a dedicar unos minutos a la reflexión y para ello te dejo unas cuantas preguntas para darle una vuelta a quién eres en el amor:

Si tienes pareja, ¿qué tiempo le dedicas, qué atención le das? ¿Cómo recibes el amor que te da? ¿Cómo ofreces tu amor? Es decir, ¿cómo le llega a la otra persona la convicción o seguridad de que la amas?

¿Qué haces/dices que dificulta vivir contigo?
¿Qué haces/dices que hace fácil el vivir contigo?

¿Qué ofreces en tus relaciones de amistad? ¿De qué manera te entregas a esos vínculos? Y tus vínculos, ¿De qué manera honran vuestra relación?

Si no tienes una relación y te gustaría tenerla puedes responder igualmente a la mayoría de estas preguntas y si no tienes pareja y no estás en un momento de apertura a tenerla, seguro que puedes responder a, por lo menos, las últimas de estas preguntas.

Reflexionar sobre cosas que parecen tan básicas pero que a menudo dejamos de lado nos ayuda a vivir nuestras relaciones de manera consciente, con una dosis de autocrítica y con otra de curiosidad hacia el comportamiento de las personas que nos rodean con las que tenemos un vínculo.