Llega un momento en la vida, yo lo llamo madurez, en el que dejas de admirar a la gente que tiene fama o dinero, dejas de desear ese tipo de riqueza, y admiras en su lugar a las personas que están en paz consigo mismas. Te das cuenta de que no hay dinero que compre jamás esa sensación interna de calma.
Evidentemente las personas con necesidades económicas para lo más básico tienen preocupaciones relacionadas con la búsqueda de la estabilidad que les permita vivir, y no solo sobrevivir.
La paz interior es el nuevo éxito en la vida. Ni lujo ni cochazos ni Louis Vuitton. Estar en paz. Cada día. Dormir tranquilo. Despertar sin miedos ni ansiedades. Sentir que tu mente es tu aliada y no tu enemiga. Que tu cerebro deje el runrun de estar siempre funcionando, siempre dando vueltas.
Empresarios «de éxito» (entrecomillo porque ese éxito es el que se suele valorar), actores y actrices, modelos, deportistas de élite…nadie se libra de la depresión o la ansiedad. Aunque tengan ayuda para aquellas cosas que a ti y a mí nos estresan: no tener tiempo para hacer la compra o cocinar en condiciones, ir corriendo a recoger a los niños al cole y casi volar para llegar a las extraescolares, cuadrar tus vacaciones con las del calendario lectivo y las de la familia que te ayuda, si tienes esa suerte, etc.
Quizá piensas que si tuvieras ayuda para estas cosas no te sentirías tan estresado y serías más feliz. Pero estas personas que sí la tienen, que tienen chefs, asistentes personales, nannies y demás, siguen teniendo la misma mente en marcha cuestionándoselo todo. Fragmentándose. Su cuerpo está en el presente y su mente en el futuro, en el pasado, en los escenarios posibles, en lo que podría suceder.
Cada día me impresionan menos los coches, las piscinas, la ropa, el glamour, las sonrisas profident.
Para mí ser exitoso en la vida simplemente es estar en paz contigo.