El amor no es algo que se hace a las 11 de la noche, muerto de sueño, agotado de todo el día danzar entre responsabilidades, sin haber pensado en ello.
El amor se hace fuera de la cama (o del sofá, o de la encimera, donde sea que lo hagas). Se hace desde que te despiertas por la mañana.
En cada interacción o ausencia de interacción con tu pareja estás conectando o no con ella y generando las ganas, el deseo, por hacer el amor.
Piensa en ti, en tu vida, tal como la tienes montada. Y responde a una sencilla pregunta: ¿hay tiempo para ti? Para estar descansado y libre. Para pensar en algo que no sea trabajo, casa o niños.
Muchas parejas compran velas, juguetes eróticos o lubricantes para activar su vida sexual. Todo eso acaba en un cajón de la mesilla, con suerte. O en el altillo del armario en el peor de los casos. ¿Y por qué, si teníamos tan buena intención, nada de eso funcionó? Pues porque ningún lubricante ni vibrador va a organizarte la vida para que puedas disponer no solo del tiempo libre necesario para usarlo sino del tiempo de descanso imprescindible para que te sientas despejado o deseoso por compartir ese rato con tu pareja.
Muchas personas escogen cada día, inconscientemente, entre dormir o tener relaciones. Entre ver un capítulo de su serie favorita, que no requiere esfuerzo físico ni mental, o hacer el amor, que requiere que tu cuerpo esté relajado pero que tu mente lo esté aún más.
Ordena tu vida. Reparte el pastel de la tarta de manera que te quede para ti, como persona individual, algo más que las migajas que sobraron o que nadie quiso comerse. Busca y reivindica un espacio propio en el que seas, más allá de profesional, padre, madre, amiga/o, hijo/a, compañero/a, una persona con hobbies. Una mujer, o un hombre, con tiempo para reflexionar o no pensar en absoluto, lo que más falta te haga. Cuando te recuperas a ti misma como persona te entran más ganas de conectar con tu pareja, a muchos niveles, incluido el erótico.
Si tú misma estás perdida como persona, porque no existes más allá de los roles que desempeñas, difícilmente vas a ir al encuentro de tu pareja.
Si es tu pareja la que no tiene deseo, prueba a hablar con ella sobre la organización doméstica, laboral, de tiempo de ocio, antes que de sexo. En qué puedo ayudarte para que estés más descansada/o sería una pregunta apropiada y una gran manera de acercarte emocionalmente a ella, en lugar de a través del reproche.
¿Haces la prueba y me cuentas?