“El erotismo es un ritmo: uno de sus acordes es separación, el otro es regreso, vuelta a la naturaleza reconciliada.” Octavio Paz.
De todas las que he leído, esta es sin duda la definición que considero más certera de lo que es el erotismo.
Ni velas, ni ropa interior sexy, ni música de Sade de fondo (que también), sino un viaje de regreso porque te has marchado, porque hay espacio.
El erotismo es para mí ese equilibrio a menudo difícil de conseguir entre ver con cercanía a tu pareja, por la cotidianidad, por lo conocido, por la seguridad de “tener” a esa persona…Y la distancia. Mirar con ojos de principiante a esa persona con la que llevas un día, un año, una década, una vida.
Cuando no pasas veinticuatro horas al día junto a esa persona eres capaz de traer otra energía, otras historias, a ese encuentro con tu pareja. Te has marchado para volver y traer un hermoso regalo de desconocimiento y misterio.
El erotismo no puede aflorar cuando dos se miran a una distancia tan corta que no pueden verse en imagen completa.
Por eso es más sencillo sentir mariposas por un desconocido o casi desconocido que por tu pareja después de tantos años. Porque ahí sí existe esa distancia, y con nuestra pareja, por el hecho de serlo, le negamos y nos negamos esa necesaria distancia.
El erotismo en un baile particular que no podemos bailar sin esos componentes. El querer descubrir algo en el otro implica que existe cierta seguridad y cierto misterio coexistiendo a la vez. Por ese motivo el tango representa tan bien lo erótico. Porque te buscan y te alejan, se agarran a ti y te empujan, sin dejar de mirar a los ojos.
¿Estás de acuerdo? Déjame tu comentario al respecto, sobre tu idea de erotismo o del tango, si quieres 😉