El deseo: ¡Imaginación al poder!

Sólo nos acordamos de este elemento cuando algo falla en nuestras relaciones pero deberíamos tenerlo presente siempre, antes, durante y después: la creatividad.

Creatividad, novedad, imaginación, fantasía, incertidumbre, juego. Estos elementos son la fuente de la que bebe el deseo. Y son precisamente estos los que decaen a medida que el amor crece y se vuelve más sólido. Porque el amor bebe de una fuente aparentemente opuesta. Se nutre de la estabilidad, la constancia, la cercanía, el conocimiento.

Cuando el amor en una pareja ha ido en aumento a medida que se creaban situaciones de complicidad, se vivían momentos de conexión, se conocían más el uno al otro hasta creer saberlo todo…es usual que el deseo vaya en descenso.

Aquí tienes el vídeo de esta semana sobre el tema. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!

¿Se puede hacer frente a esto que parece un proceso natural e irremediable? Por supuesto. Introduciendo un elemento que equilibre la balanza, que la desplace del lugar donde cómodamente se ha colocado. Ese aspecto es la imaginación.

Tenemos el clásico “ir juntos a un sex-shop” a encontrar algún juguete erótico que introducir en las relaciones sexuales o algún disfraz en la misma tienda, para reproducir algún rol, cumplir alguna fantasía.

Tenemos otro clásico: la cena a luz de las velas, para crear ambiente previo.

Y uno algo más atrevido para aquellos pudorosos: ver un vídeo erótico o pornográfico juntos.

Yo os invitaría a ir algo más allá. ¿Cómo seduces? ¿Cómo te gusta que te seduzcan? Hablad de sensaciones.

Si hace ya un tiempo que estás en pareja quizá te resulte muy lejana la época del inicio, de la seducción, de las citas con tu pareja. Lo mejor, aunque en ese momento no lo viviéramos como tal, eran los nervios previos a la cita. Cuando al fin quedabais y os veíais, esa ansiedad disminuía aunque no desapareciera del todo.

En esos momentos previos a la cita todo era posible. Como en la caja de Schrödinger, las cosas podían salir bien o mal, ambas posibilidades coexistían hasta que os vierais. Esa incertidumbre que alimenta nervios, alimenta deseo. La ropa que eliges, el perfume, el afeitado/depilación, la lencería, la elaboración del plan (dónde vamos, qué haremos), todo esto te consume un tiempo que dedicas a la idea de encontrarte con esa persona.

En una relación de tiempo esto no sucede. Porque es insostenible sentir esa tensión o dedicar ese tiempo cada día. Pero como algo puntual, un juego, un salirse de guion, nos puede hacer reavivar la llama del deseo.

Créate una cuenta de correo nueva y que tu pareja haga lo mismo. Escribíos desde esas cuentas sólo entre vosotros. Sin temas de hijos, casa, compras. Sólo seducción. Aprovecha la pausa de la mañana o la comida para escribir un correo subido de tono en el que hables de lo que quieres hacer o de lo que sentiste la última vez.

Usa tu imaginación de la manera que más y mejor se adapte a ti.

Un fuego que descuidas, al que no prestas atención, al que no le echas una ramita de vez en cuando, o que no soplas en un momento dado, es un fuego que se apaga. Por muy buena que fuera  la madera del principio o muy potente que fuera la llama al inicio.