“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación”. Octavio Paz
Llega la noche. Después de una larga jornada laboral, dentro o fuera de casa, de las cenas y baños de los niños, de los e-mails respondidos entre bocado y bocado…al fin te sientas en el sillón. Y así, por arte de magia, tenemos unas ganas locas de tener relaciones con nuestra pareja. Botón “on”. ¿Por que cómo no vas a acostarte con él/ella? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez? ¿Días? ¿Semanas? Aquí el concepto tiempo varía en función de lo que es “normal” para casa pareja. Si consideras que ya hace mucho, o si tu pareja presiona sutil o no tan sutilmente, te dices “venga, que ya me entrarán las ganas”. Pero no estás. No te veo ahí. Tu mente está repasando la conversación que tuviste con un compañero de trabajo, “tendría que haberle dicho algo más”. Repasas lo que tendrás que hacer mañana y no quieres que se te olvide. Estás allá en el pasado o en el futuro. No sabes muy bien cómo pero hasta has alcanzado el orgasmo. Listo. Misión cumplida. Botón “off”. Hasta la próxima. Y ahora ya puedo coger la tablet, móvil, revista…o dormir.
Si te reconoces en esta viñeta tal vez exagerada, en esta escena costumbrista, es que tu nivel de deseo está más bajo que el de la batería de tu teléfono.
Por eso mi pregunta no es tanto ¿Mantienes relaciones con tu pareja? Sino más bien ¿Sientes deseo? Puede que lo sientas pero no hacia tu pareja. Puede que no sientas deseo en absoluto. Puede que sientas deseo hacia tu pareja pero no te apetezca mantener relaciones. Es decir, no hay una pregunta sencilla ni una respuesta fácil.
Si te pregunto ahora, ¿qué prefieres esta noche, dormir un ratito más o hacer el amor/tener sexo con tu pareja? Puede que respondas DORMIR así en mayúsculas y con exclamaciones. O que seas quien susurre disimuladamente “dormir” imitando la voz de tu pareja, porque tú te mueres de ganas y él o ella no.
Si eres tú quien ha respondido “dormir” (o sustitúyase dormir por cualquier otra actividad pasiva post jornada intensa, leer, ver una serie, jugar con el móvil/consola) ahora te pregunto: tienes vía libre, es legal, leal, y no tiene consecuencia alguna, esta noche puedes tener un breve affair con ese famoso o famosa que te vuelve loco/a. Actores, modelos, periodistas sexis, alguien inalcanzable salvo esta noche. ¿Sigues queriendo ir a dormir?
Si has respondido que sí, que ya puede aparecer por la puerta de tu casa George Clooney, Scarlett Johansson con una botella de champan del caro que tú lo que quieres es descansar…Te diré A) que mientes como un bellaco porque reconocer algo así, al margen de lo divertido, es una cruda bofetada. O B) que necesitas urgentemente ayuda, doméstica, con los hijos, delegar en el trabajo, poner límites en el trabajo, reestablecer prioridades…lo que sea. Pero actuar.
El deseo no es el botón de encendido y apagado que podemos activar a nuestro antojo. Requiere cuidado, esfuerzo, imaginación, espontaneidad, conexión.
La próxima semana hablaremos más sobre este tema, iniciaremos un viaje para traer de vuelta el deseo a tu vida, a la de tu pareja, o para incrementarlo. ¿Me acompañas?