Cómo sobrevivir a la Navidad y a sus cenas, comidas y encuentros varios con la gente del trabajo, familia de sangre y política, amistades…
La Navidad es esa época del año en la que te reencuentras con muchos parientes a los que no ves apenas en 12 meses pero muchas de esas personas se permiten hacerte comentarios o preguntas aparentemente inocentes que pueden herir, molestar o están simplemente de más. Aquí te dejo una serie de recomendaciones:
1. No hables de mi apariencia física. Si he engordado, adelgazado, si me estoy quedando calvo, si la barba me quedaba mejor o peor, si con menos peso estaba mejor o peor…no es asunto tuyo.
2. No me preguntes para cuándo el novio/a. Si lo tengo no preguntes para cuándo la boda. Si estamos casados no preguntes para cuándo los niños. Si tenemos uno no preguntes para cuándo el segundo. Si tengo dos hijos del mismo sexo no me preguntes cuándo vamos a buscar «la niña» o «el niño».
3. Existen una serie de temas que podemos abordar en cualquier momento del año pero que esos días están de más. Parientes + política/religión + alcohol + Navidad = mala combinación.
4. Pregúntame abiertamente cómo estoy, cómo me van las cosas, qué tal me ha ido el año. De esta manera yo podré escoger el tema en el que me sienta a gusto y te contaré con mayor o menor profundidad, pero te contaré.
5. Si alguien de la familia no te cae especialmente bien o tienes algún conflicto latente no es necesario fingir que todo va bien y no pasa nada. Se puede sobrevivir a una velada de neutralidad con algunas personas. Los esfuerzos extra para fingir nos drenan, nos dejan emocionalmente secos. No hay necesidad.
6. No tienes por qué quedarte hasta el final ni cuestionar que otras personas se vayan «pronto». Cada persona tiene sus ritmos. Los tuyos no son los suyos. Respetemos los tiempos.
Las personas introvertidas lo pasan especialmente mal en esta época del año, con fiestas, cenas de empresa, comidas familiares… Hacen un gran esfuerzo por integrarse o al menos por asistir. Si no eres introvertida puedes ayudar tratando de integrar sin presiones ni preguntas muy personales ni bromas pesadas.
Para muchas personas estas fechas son especiales y maravillosas. Para otras es un mal trago. Respetemos las preferencias. Tratemos de no ser el grinch con quienes disfrutan de estos días y de no ser un duendecillo que vomita purpurina con quien lo pasa mal en esta época festiva.