Como ha ocurrido con otras cuestiones, como incluso el amor, el consumismo se ha apropiado del autocuidado.
Verás en redes sociales que bajo la etiqueta/hashtag de autocuidado todo lo que encontrarás son imágenes de personas en resorts maravillosos, comiendo un brunch, estirados en un spa, o con un coctail en la mano.
¿Eso es autocuidado? Sí. No puedo negarlo, puede serlo. Pero ni es el mejor autocuidado que conozco ni el que yo recomiendo.
Cuando en consulta le digo a un paciente «cuida de ti» me refiero a:
- Poner límites.
- Evitar situaciones potencialmente dañinas sin estar verdaderamente preparado para afrontarlas.
- Reservar un tiempo diario para parar y descansar, ya sea en un super spa o en el sofá de tu casa, veinte minutos, para leer un libro o ver un capítulo de una serie, o salir a correr al rededor de la manzana para despejarte.
- Tomar decisiones que te están afectando a todos los niveles (emocional y físicamente).
- Meditar diez minutos al día para encontrar la paz y el foco.
- Conectar con otra persona de manera profunda, tomándote un café con ella o enviándole un mensaje o con una llamada, pero tirando de ese lazo que te une.
Poco de lo que sugiero implica consumir nada sino estar aquí, con todo tu ser, velando por quien te acompañará toda tu vida.
A veces esperamos de los demás lo que debería surgir de nosotros mismos: nuestro cuidado y protección, nuestro mimo, nuestro cariño y bondad hacia nosotros.
Y tú ¿Cómo te cuidas?