VacacionesLlega septiembre y con él muchos de nosotros nos reincorporamos al trabajo (o esperamos hacerlo en breve) o tenemos hijos que empiezan las clases en unos días.

El salto que hacemos desde la paz y la tranquilidad de las vacaciones al ritmo acelerado del día a día puede suponernos un estrés añadido. Hablamos de esos mal llamados “síndromes postvacacionales”, que padecemos muchos, niños y adultos.

¿Tu hijo es uno de los muchos niños que regresan al cole en un mar de lágrimas por más que insistas en que podrá ver a sus amiguitos y se lo pasará genial?, ¿Eres de los que vuelve al trabajo contando los días que faltan para el próximo festivo?

Entonces estas sencillas pautas te pueden venir bien.

 

Para niños

  • Comienza por instaurar pequeños hábitos antes de que llegue el inicio escolar. 4 o 5 días antes restaura los horarios de sueño que tenía el pequeño cuando iba a clase, paulatinamente. El miércoles previo, por ejemplo, despiértale a una hora más temprana y esa noche se dormirá un poco antes y así hasta el domingo. ¿Qué ocurre si no lo hacemos así? Que el niño no se dormirá a la hora que nosotros encontramos prudente por el simple hecho de que al día siguiente haya que madrugar. Dormirá poco y lo más probable es que se despertará de mal humor.
  • En los días previos anticípale qué ocurrirá el lunes de vuelta al cole. “Veremos a tus amiguitos y al volver a casa haremos X”. Como a los adultos a los niños les gusta saber qué va a ocurrir.

 

Para adultos

  • Los hábitos de sueño que proponemos para los niños pueden servir para los adultos también aunque no hace falta que se inicien tan pronto. Empezar cansado el primer día de trabajo no es muy agradable…
  • La pila de papeles que te esperan en su mesa o el exceso de trabajo en general que te puedes encontrar no se generó en un día, así que no tiene por qué resolverse en un día. Es inevitable agobiarnos ante la sobrecarga de trabajo y más cuando venimos de vacaciones, por eso debemos tomarnos con calma la vuelta. Por mucha presión que haya nadie puede esperar que lo que no se ha hecho en los días que has estado ausente se haga en unas horas. No te sientas culpable por no acabar con las tareas pendientes. Prioriza. Tómate unos minutos al llegar a tu puesto para organizarte el día.
  • Si cuentas los días que faltan para las próximas vacaciones o el próximo festivo inconscientemente te pondrás de mal humor. Vive el presente. Ni en el pasado (qué bien estaba yo en mi casa, qué bien me lo pasé en el pueblo, aquello sí que era vida…) ni en el futuro (¿el día 1 de noviembre en qué cae? ¿Hay puente?).
  • Prográmate pequeñas recompensas para que “vivir en el presente” sea más sencillo. Por ejemplo: cuando llegue a casa me daré un baño relajante; esta noche preparo algo especial de cena con mi pareja; hoy me olvido de tareas domésticas y voy a jugar con mi hijo; este fin de semana me voy a pasear a X. Cualquier cosa que nos cargue las pilas.
  • No hagas propósitos que no puedas cumplir. Existe una moda reciente que consiste en que al igual que el 1 de enero, al inicio del curso escolar o vuelta de vacaciones nos hacemos propósitos: del tipo dejar de fumar, apuntarse al gimnasio para perder los kilitos ganados a base de cañas o helados, aprender idiomas…Tener objetivos y proyectos es muy gratificante y nos hace crecer, pero si son sinceros y asumibles. No te sumes a esta moda de propósitos como una imposición. Si te apetece bien, y sino… ¡espera al balance de fin de año!
  • Acepta y asume que la vuelta es dura, por muy afortunado que te sientas en estos tiempos por tener empleo. Que por mucho que te guste tu trabajo volver a las rutinas de horarios y responsabilidades no es sencillo y requiere un tiempo de adaptación.