La suerte. Este concepto encierra muchos cuestionamientos del tipo «¿suerte equivale a buena suerte?», «¿la suerte es azar?», «¿Las persona afortunadas nacen afortunadas o es fruto del trabajo?», «¿puedo incrementar voluntariamente mi buena suerte?».

La psicología tradicionalmente se ha ocupado, en el campo de la investigación, de los aspectos más bien negativos del ser humano tratando de encontrar alivio al malestar, tratamientos a los trastornos, y explicación a los mecanismos de actuación de ciertos problemas. En la actualidad se ocupa también de desentrañar conceptos como la felicidad, la creatividad, la suerte o la seducción.

El tema ha generado en estos tiempos de crisis (económica, social) numerosas publicaciones entre las que se encuentra el best seller La Buena Suerte, de Álex Rovira,  y artículos comparando, por ejemplo, las características de personalidad que diferencian a personas que se consideran afortunadas con aquellas que se consideran desafortunadas. Pero los grandes estudiosos del tema coinciden en un mismo punto y es que sean cuales sean los principios que rigen esta suerte, se puede trabajar para cambiar, está en nuestra mano siempre y cuando se esté dispuesto a sudar, muy similar a lo que dijo Thomas Edison sobre la inspiración «Genius is one percent inspiration, ninety-nine percent perspiration«.

Aunque existen inequívocamente acontecimientos que se consideran universalmente como «de mala suerte», nuestra interpretación de los hechos, por ejemplo, puede hacer que demos la vuelta a nuestra vivencia. Una persona puede interpretar como un hecho de mala suerte el haber tropezado, caído y haberse roto una pierna. Y otra persona, tras haber sufrido exactamente el mismo accidente, puede pensar «qué suerte tuve porque fue una mala caída y podría haberme roto algo más, podría haber sido peor».

Tréboles

Otra manera de interpretar, de ver la vida y lo que nos acontece, que puede incrementar nuestra suerte futura, es la reflexión tras cometer errores o tras un hecho negativo. ¿Podemos aprender algo de lo sucedido? ¿qué podría hacer en el futuro si me ocurriese algo similar? ¿lo viviría de igual modo si pudiera volver atrás en el tiempo?

Y aunque hay mucho que decir sobre el tema y mucho por hacer para poder cambiar nuestra suerte, Isaac Asimov lo resumió de manera muy clara: la suerte favorece a la mente preparada.

El próximo martes 18 de marzo estaré en las XXI Jornadas de Psicología de la Universitat de les Illes Balears impartiendo un seminario titulado «la suerte: una aproximación desde la psicología«.

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